El puñetazo estético de Conducta
Cuando en Cubadebate, el 13 de enero, publiqué Conducta: un filme de Ernesto Daranas que hará época, tenía total certeza de que sería ese el destino final de la cinta, pero mis expectativas han sido superadas con creces. De las numerosas apreciaciones que he leído pocas apuntan a los defectos del filme. Como los centenares de personas que hacen colas en los cines para ver la película, la mayoría de los textos críticos aplauden las actuaciones, la fotografía, la música y, por supuesto, la historia que cuenta.
Creo que ni Daranas —un hombre con tanta modestia auténtica que apabulla— se esperaba esta reacción casi unánime de parte del público y de la crítica.
Primero la vi con un grupo de amigas y amigos, maestros incluidos, antes de la premiere. Sería el 11 de enero, y fui testigo de sollozos, aplausos, comentarios, risas, pero igual sucedió en el Multicine Infanta durante las tres oportunidades que asistí después del estreno para observar la reacción del público.
Incluso personas que la han visto en su casa —Conducta merece verse en el cine—tienen la misma reacción por una cinta que sabe apelar a los sentimientos humanos.
No sé cuál será el defecto de Daranas —¡alguno debe tener!, ¿acaso ser industrialista? — porque escribe en buena prosa sus guiones para radio y para televisión y hasta hace análisis económicos; dirige excelentes documentales, teledramas y películas… Los dioses rotos fue su ópera prima; Conducta es su segundo filme; y profesa un amor profundo a La Habana, que es decir a Cuba.
Creo que esas cualidades como realizador le permitieron unir un equipo de creación que respondió muy bien a cada una de las acciones dirigidas a filmar Conducta. Si la película nació con el guión; su crecimiento fue vital al realizar el casting, primero con miles de niños, luego siete estudiantes de la FAMCA visitaron escuelas de varios municipios capitalinos más, por supuesto, el trabajo de Mariela López. Se habla mucho de Armando Valdés Freire en el papel de Chala. Y sí, tiene todos los aplausos, pero si no estuviera rodeado de un grupo de niñas y niños que jugaron a hacer una película, Conducta no sería lo que es. No me imagino a otra actriz que no sea Alina Rodriguez haciendo de Carmela; ni a otra Sonia que no sea Yuliet Cruz.
Alejandro Pérez fue un maestro en la Fotografía, bordó las escenas; pero Pedro Suárez en el Montaje hizo maravillas, como ese tren andando con los niños debajo de los rieles y la caída de chapillas semejante a lluvia de estrellas, o en la escena de la muerte del perro de Chala.
La música de Juan Antonio Leyva y Magda Rosa Galbán, con el diseño de banda sonora y mezcla de Osmany Olivare y la dirección artística de Erick Grass, más el diseño de vestuario y maquillaje de Vladimir Cuenca, parecen ensartados como perlas que logran un collar para el gusto más exigente.
Falta hablar de la forma de producción que regentada por Joel Ortega, director de RTV Comercial, fue atípica y de eso conversaré otro día con Daranas, luego de que salga de los preparativos de su próximo filme: una comedia, según me dijo.
Inteligentemente, el Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográfica (ICAIC) prolongó la exhibición de la cinta por varias semanas. Conozco a un profesor de preuniversitario que ha ido al cine tres veces porque quiere “aprender de Carmela”. En fin, para saber algo de lo que se piensa sobre este filme —“un puñetazo estético en el mentón” —, hice una suerte de encuesta entre diversos profesionales. Les pedí un párrafo, algunos (o algunas) se pasaron, pero aquí está el mosaico de…
OPINIONES:
“Con su segundo largometraje, Ernesto Daranas confirma no sólo el pleno dominio de la narración cinematográfica, sino su penetrante sensibilidad para abordar los espacios más complejos de nuestra realidad. En momentos en que los cineastas cubanos estamos enfrascados en proponer profundas transformaciones en nuestro sistema de producción y exhibición, Conducta es el más auténtico ejemplo de cómo el audiovisual cubano incide, dinamiza, expresa y enriquece –como corresponde al discurso del arte– el pensamiento y el espíritu de nuestra nación”. (Fernando Pérez, cineasta)
“Un filme conmovedor que escapa de los clichés al uso en nuestro cine. Realizado con el tino y la ternura de los clásicos; con unas ganas inmensas de que en él, quizás con la misma honestidad del filme, nos encontremos para tratar de ser mejores ciudadanos y seres humanos”. (Gerardo Fulleda León, dramaturgo y director de teatro)
“Desde Fresa y Chocolate no alcanzaba una película cubana tal impacto. No hablo solo del sabio público que llena las salas. Como en aquella película, hace 20 años, los diversos públicos descubren una mirada descarnada de la realidad social, que se hace desde el arte. Esa noción es ni más ni menos, para mí, lo esencial que nos ofrece Ernesto Daranas y que nos regala Conducta porque aún atreviéndose con el melodrama, en todos y cada uno de los conflictos abordados no concede nada, y a través de sus actores nos obliga a pensar y reflexionar; a volver la cabeza al entorno y hacernos miles de preguntas. Que un filme cubano en este momento consiga ese estremecimiento me parece una felicidad. (Rebeca Chávez, cineasta)
“Adecuado a estos tiempos, real sin la crudeza de otros, crítico y objetivo tocando temas sensibles como las relaciones humanas, la educación en Cuba, tópicos que son candentes, difíciles de reflejar y que enfoca magistralmente su director. Dejó en mí una agradable sensación de esperanza en el ser humano y sus sentimientos, es un merecido homenaje a los buenos maestros que tanta falta hacen hoy en nuestro país. (Alfredo Martirena, caricaturista)
“Oportuna y valiente, devela las sombras de una sociedad que se proclama luminosa. Lo más importante es el debate que ha generado, que espero sirva para quitar las telarañas no solo en el sistema nacional de enseñanza, sino en otros ámbitos de la realidad cubana. Cuando vi la cinta, inmediatamente, y salvando las distancias, recordé a Fresa y chocolate, una obra que fue un revulsivo social. Daranas ha demostrado ser un realizador que siempre da en el blanco, no solo con el contenido, sino también en lo formal, por eso creo que su más reciente realización tendrá un espacio entre los clásicos del cine nacional” (Raúl Menchaca, periodista)
“Película valiente e inteligente… pero muy triste. Con un guión bien estructurado, hace un homenaje a los viejos maestros, y nos muestra con agudeza una realidad, para dejarnos un mensaje urgente en el rescate de la ética social y los valores morales. Una necesaria película para que todos reflexionemos: ¿En qué fallamos?, ¿cuánto hemos perdido? y ¿hacia dónde vamos? (Natalia Bolívar, etnóloga)
“Me conmovió profundamente. La dirección de actores, en particular de los más pequeños, es asombrosa: sin experiencia escénica en su mayoría, se desenvuelven a través de complicados estados de ánimo y sortean transiciones con un verismo que diríase documental y que envidiaría más de un actor de carrera. La fotografía es estupenda, sólida la dirección de arte, esencialmente correcto el guión y hermosa la música. Conducta es una película necesaria desde cualquier punto de vista. (Eduardo del Llano, escritor y cineasta)
“Pone al descubierto las diversas aristas de una cruel realidad que viven hoy, en pleno siglo XXI, muchos cubanos lamentablemente. Yo, con 67 años, nacida en Maternidad Obrera y residente durante todo mi vida en La Habana, me enfrenté a zonas que por momentos pensaba eran simple escenografía, porque no podía imaginar un entorno vivencial tan sórdido, oscuro y, por momentos, sin salida para Chala y Jeni, su amiga y enamorada del aula, ‘palestina’. El centro, Carmela, una educadora de las que hoy poco o, simplemente, NO existen en nuestras escuelas y un niño que las circunstancias en las que vive lo obligan a distanciarse de las motivaciones e intereses de su edad al tener que asumir responsabilidades que no le corresponden: ser el sustento de un hogar, o mejor dicho, de un NO HOGAR que él no buscó ni seleccionó cuando lo trajeron al mundo, por eso cuida perros y busca en el cuidado de las palomas (parte también de su sustento) el oxígeno que necesita para distanciarse, al menos por momentos, de su realidad. Carmela y Chala son apenas la punta del iceberg. Daranas se ha consagrado con este segundo filme y ya hay que contar con él cuando dentro de unos años se hable de la Historia del Cine cubano del siglo XXI. Su sensibilidad, ética y sabiduría le permitieron —junto con el equipo que le acompañó— hurgar en esa realidad económico-social y política de la que no se habla en nuestros medios y obvian en sus discursos quienes integran la alta dirección de nuestro país”. (Rebeca Galán, publicista)
“Película dura, honesta y revolucionaria. Un drama que nos hace pensar sobre la realidad cotidiana y la gran deuda adquirida socialmente por la Revolución… con el temor de que cada año haya más Chalas y menos Carmelas. Técnicamente una joya en todos los parámetros, de lo mejor hecho por la cinematografía cubana”. (Humberto Saínz, doctor en Medicina, profesor consultante e investigador auxiliar)
“Me sentí reconocida e identificada con Carmela. Reafirmé la importancia de mi labor para el mejoramiento humano en alumnos, maestros jóvenes y directivos; que la supremacía de los valores humanos ha sido mi brújula para la acción pedagógica; el valor de la experiencia y la importancia y consecuencia de la anti rigidez pedagógica en mi labor cotidiana. También ratifiqué que etapas pasadas de organización, de masificación de la enseñanza a todos los niveles, hizo más flexible la labor de los maestros; actualmente se trabaja para no perder lo logrado, pero con excesivas normativas. Al final, Conducta grita que la escasez material cuando va unida a la del alma lo destruye todo. A los maestros actuales hay que darles ‛tranquilidad pedagógica’ para poder actuar”. (Ileana Peña, licenciada en Historia, maestra de secundaria básica y preuniversitario)
“Los valores de Conducta ya han sido relatados por muchos y muchas, me sumo a ellos pero… Me gustaría referirme al error cometido con la película una vez que la han exhibido a los estudiantes de primaria en sus escuelas. ¿El filme no es acaso para mayores de doce años? ¿Donde están los psicólogos y especialistas del ministerio de educación? ¿Creen que son los niños los que deben cambiar la ‛conducta’, o son los padres, profesores, dirigentes, el propio ministerio, la sociedad toda los que debemos cambiar muchas cosas? ¿Acaso no entendieron nada del filme o es que intentan romper la cuerda por el lado más flojo? Me gustaría saber la respuesta”. (Juan Carlos Travieso, director de audiovisuales)
“Entre los valores del filme, para mí, el principal es su honestidad y su ausencia de concesiones. Vale decir entonces, su coherencia. Junto a Suite Habana, de Fernando Pérez, Conducta de Ernesto Daranas sostiene un discurso consecuente de inicio a fin, a pesar de que el centro mismo de su historia, la escuela como representante de la educación cubana, es uno de los ámbitos más sensibles de la historia cubana de los últimos cincuenta y cinco años y uno sobre los que mayor censura y dogmatismo existe. Felicidad y euforia me provocó su discurso, por vernos, al fin, reconocidos como tantos queremos; por ver reivindicados principios inalienables para poder contar con una sociedad sana, como son la honestidad y el valor para responsabilizarse con lo que se hace y se dice”. (Esther Suarez Durán, escritora y pedagoga)
“Representación grafica de la realidad que vivimos todos los días y que es muy difícil describir con palabras, en que las normas se hacen hormas de las que no podemos deshacernos por la vigilancia y amenaza de los hormadores sin tener en cuenta, en este caso en particular, que cada individuo es único e irrepetible. Esta formadora de hombres, Carmela, conoce cada uno de los problemas que afectan a estos niños y trata de suplir las deficiencias que existen en el hogar de ellos, fomentando sentimientos y conductas que no pueden recibir en sus casas, que es el pilar principal en la formación del ser humano, además de instruirlos”. (Nery González, gastroenteróloga, investigadora y profesora auxiliar)
“Llegué al periodismo procedente de Educación, sector al cual dediqué casi dos décadas en distintos niveles, pero siempre en la docencia. Incluso como periodista no he abandonado el ejercicio pedagógico sistemático porque —debo confesarlo— educar es el oficio que prefiero y por el cual ejerzo el periodismo. Así, Conducta me causó una favorable impresión y removió numerosas anécdotas en mi memoria. Si algo tuviera que objetarle al guión de Daranas es haber recurrido a la joven Raquel (una funcionaria férreamente dogmática, demasiado influyente y, al parecer, poderosa) para establecer la contrapartida de Carmela, pues de ese modo se vale de un procedimiento manido que es posible hallar en cualquier filmografía, para tratar un tema tan necesario y no tratado sobre nuestra realidad. Si Alina Rodríguez sobresale cuan grande es, no menos meritoria es la actuación de Yuliet. La dirección de arte consigue los escalofríos que demanda la trama”. (Alberto Ajón, pedagogo y escritor)
“Cuando salí del cine, no sabía precisar si sentía preocupación, decepción, frustración, pero sí salí convencida de que había visto una excelente película. Alina Rodríguez no sorprende, es una actriz gigante; pero Juliet Cruz me impactó. Su actuación es de premio. Y los niños, sobre todo Chala, son una revelación. La película es una fotocopia desgarradora de nuestra realidad actual. Así se lo manifesté en un correo a Ernesto Daranas”. (Caridad Martínez, directora de radio)
“El ser humano no escoge la familia, sencillamente es la que le tocó. Surgen entonces los grandes problemas que algunos presentan al llegar a la edad escolar, producto de un hogar disfuncional; es ahí donde entramos nosotros a jugar nuestro papel, los que escogimos esta hermosa profesión, brindándoles nuestro apoyo emocional, el amor, la seguridad unida a los conocimientos que deben recibir en su programa de estudio, mitigando los conflictos hogareños para que se sientan igual al resto de los educandos. Por ello que me vi reflejada en la maestra Carmela”. (Julia Piloto, licenciada en Educación, maestra de preescolar)
“Muchas veces he pensado en las personas que me ayudaron a ser lo que soy en la vida, en los primeros maestros que tuve en mi escuelita rural, en mis padres, en mis tíos, maestrazos con una pedagogía y sapiencia estremecedora… Puedo vanagloriarme de haber tenido excelentes maestros: frases, anécdotas y consejos aún hoy me acompañan. Con ese sentimiento de gratitud fui a ver Conducta. Pero la película desbordó mis expectativas y también mis emociones. Fui del llanto a la sonrisa y de la sonrisa al llanto no sé cuantas veces… Cada escena es una obra de arte capaz de captar los detalles, amargos y dulces, de la gente común y de una ciudad herida pero viva que brinca todas las dificultades. Pienso en las Carmelas y Carmelos que tuve en mi vida, en los dogmas que tanto daño hacen y en la necesidad imperiosa de un futuro mejor para toda Cuba pero muy en especial para nuestros maestros”. (Laya del Carmen Rabasa, ingeniera informática)
“Al terminar el filme me quedé muchos días pensando en todos los problemas que se abordan en él, fue como si me mostraran la punta de un iceberg, pues hay otros muchos problemas de los que he oído hablar y que se ocultan cotidianamente debido al secretismo, mal que nos acompaña aún. Soy madre de un hijo varón y fue una descarga emocional ver la hermosa actuación de Armando-Chala, desde el Chicuelo de Chaplin son pocas las actuaciones infantiles que realmente me han llegado al corazón. Este ‛actorazo’ que Daranas descubrió para bien del cine cubano, es a la vez pillo, buen amigo, enamorado, guapo, cuida de su madre (al revés de como debería ser) y sobretodo defiende a su maestra, la inmensa Carmela-Alina. Va a recibir muchos premios este filme y, en mi opinión, ha superado a mis otras películas cubanas preferidas, que eran hasta ahora Memorias de Subdesarrollo y Suite Habana. Felicito a Daranas por esta magnífica obra que ha sacudido La Habana. No podemos vivir indiferentes nuestras propias vidas, pensando solo en nuestros asuntos, cuando hay tanta tristeza de niños en mi país, en mi ciudad”. (Marta Martínez Carballo, oftalmóloga, profesora auxiliar)
“Conducta ha demostrado que abordar temas complejos de nuestra realidad ayuda a comprenderla mejor. Es una excelente película pero lo más importante es que la respuesta del público ha dicho lo necesaria que es. Permite ver la importancia que nuestro pueblo da a la educación, a cómo se forman las nuevas generaciones, lo importante que es la familia, los valores, la tradición para la formación del individuo. Eso, para mí, es el mérito mayor que tiene el filme”. (Lourdes de los Santos, cineasta)
“La mejor película cubana de los últimos tiempos. Excelente guión, actuaciones memorables, sobre todo las de los niños, vi reflejada en ella problemas que están en aumento en nuestro país y que de alguna manera hay que reflejarlas. Tocó mis sentimientos más profundos”. (Osvaldo Díaz Fundora, promotor cultural)
“Puso un nudo en mi garganta de principio a fin y me hizo llorar, no tanto por el curso de la conmovedora ficción, sino por la evocación de tanta realidad dolorosa experimentada a nivel personal, familiar y social. Para muchos de nosotros, este filme es un documental enmarcado en el sufrimiento, los vacíos y las asperezas de la ‛no ficción’. Quiera Dios que esta película sea motivo de reflexión sobre la Cuba que tenemos y esa otra que soñamos con mirada esperanzadora y que hemos de construir a golpe de inteligencia y voluntad. Una patria devenida enorme aula en la que todos hemos de aprender (y sobre todo de vivenciar) los valores del diálogo, la inclusión, la tolerancia y la reconciliación”. (Aldo Miguel Santos, doctor en Medicina, cardiólogo y escritor)
“Noche de premiere… (4 de Febrero): Daranas, preferí no esperarte, había personas que deseaban hablarte, pero no quiero dejar de agradecerte por 104 min de placer. En tiempos donde escasean las buenas actuaciones y la organicidad, Conducta es una tabla de salvación. Estoy contento, aun siento el puñetazo estético, lograste filmar un fragmento de nuestra pintoresca pobreza con un impresionante aliento artístico y te fuiste del lugar común, demostrando que la PANTALLA es la que nos permite participar, otra cosa son solo palabras. La película caminará por ella misma, créeme, es lo que más deseo. Te felicito”. (Rudy Mora, realizador de cine y televisión)
Categoría: Audiovisuales | Tags: Artes visuales | Audiovisuales | Cine | Cine Cubano | Conducta | ICAIC | RTV comercial
1 A.R.Guzman. 7|3|2014 a las 15:55
Gracias Paquita, en CUBADEBATE deje mi opinion sobre tu excelente articulo.
2 Paquita. 11|3|2014 a las 9:00
Estos mensajes me llegaron luego del cierre:
Conducta, constituye para mí una película que cumple todas las expectativas para realizar un intercambio de opiniones en el tema de educación del niño como ser social. Creo que comentamos en una ocasión que lo que toca Alina Rodríguez es para convertirlo en oro. En ella podemos ver reflejada la maestra que muchos de los padres de hoy día quisieran para sus hijos y que por mala suerte en la actualidad han desaparecido. Una vez más se pone de manifiesto como somos nosotros mismos, los profesionales, los que frenamos de una u otra forma el desarrollo de las personas que nos rodean y no el organismo superior como muchas veces se comenta en la calle o nos hacen pensar, que tenía de malo aquella estampita religiosa que estaba en el mural si en el contexto del pensamiento del niño era, que estando allí entonces el niño que había fallecido de una enfermedad estaba presente en el aula. Creo que es genial y nos envía una enseñanza fabulosa (Roberto Núñez , Cirujano cardiovascular)
Para mí, en primer lugar, Conducta es una película valiente y honesta, como valiente y honesto es su realizador, que ya lo había más que demostrado con su obra documental anterior y su ficción Los Dioses Rotos. Y no obstante, la esencia de esta película no es ni revanchista, ni oportunista, ni siquiera disidente, está dicha desde el lenguaje de un revolucionario, teniendo en cuenta el magistral concepto dado por Fidel. Conducta es apenas la punta del iceberg que flota en las
contradictorias aguas de la sociedad cubana contemporánea, con un undergroun conocido por todos y ocultado por aquellos que no les interesa ir a la esencia de las cosas para cambiarlas. Creo, en lo personal que el audiovisual cubano necesita de muchas más “Conductas”, comprometidas con nuestro pueblo y su historia, aquella donde aún se sienten frases como “Vergüenza contra dinero”. (Teresita Gómez , Directora de audiovisuales
Anoche Iliana y yo vimos Conducta aquí en la casa. Es, sin dudas, una película muy bien hecha dentro de un criterio estético que se sitúa a mitad de camino entre el naturalismo contemporáneo y el cine de tesis. Está bien resuelta en el ritmo de la narración, la lógica del guión, la composición de subtramas dentro de la trama-madre, el carácter revelador de la fotografía, el manejo de los símbolos (desde el que encarna la libertad hasta los de violencia, amor, fidelidad, esperanza,religiosidad, etc),la conexión de los diálogos y la visión del hábitat dramático y a la vez provisto de señales humanistas internas. Conducta vuelve una y otra vez sobre la verdad expuesta por Marx, cuando afirmó: “Si las circunstancias forman al hombre, de lo que se trataría es de humanizar las circunstancias”
El planteamiento descarnado de Conducta saca a la luz algunas equivocaciones y unas cuantas distorsiones. Demuestra que fue equívoco concentrarse en diseñar únicamente un Estado Socialista, como si de él surgiera mecánicamente una sociedad superior. Sitúa el principio de la esperanza como clave de una situación nacional difícil. Dibuja el dilema entre educación sustancial y simulacro educativo. Revela la presencia de una clase pobre con determinadas deformaciones marginales en el seno de un proyecto que quiso ser más de lo que pudo. Penetra en la urdimbre sicológica y sociológica de las generaciones emergentes en relación con los mayores. Crea un cuadro claro de los peligros éticos que nos inundan. Muestra que la verdadera Habana Vieja no es la que se nos ofrece en las tres plazas culturales y turísticas, sino el resto(donde está mi taller) con su erosión, corrupción, hacinamientos, conflictos y luchas desesperadas de las personas. Así, echa por tierra el mito de una Habana escenográfica, que nada tiene que ver con la Habana Vieja real- profunda, oscura, lacerante, compleja- que sí revela.
Independientemente de algunos problemitas de dicción en actuaciones secundarias, de reiterar caracteres que ya han sido dados en la prefiguración de tipos y situaciones, Conducta presenta un fresco sincero y sentido de un camino hermoso lleno, sin embargo, de baches, aberraciones, idealismos, ilusiones paternalistas, envejecimientos de mando, reencuentros con taras y aspectos negativos del ayer que han perdurado o han renacido con fuerza,por no haber sido extirpados en ambiente y en conciencia. No obstante volver sobre asuntos que ya ha trabajado el cine cubano o los teleplays, lo hace de modo más orgánico, con más altura que en Los dioses rotos y sin pesimismo o tabulas rasas. Es un cuadro de las impurezas de la realidad que deja espacio -ahí mismo- para que floresca la vida.
Y no cansa, mantiene un curso de secuencias integrado y deja un sabor a la vez agrio y dulce en la percepción justa.
Daranas, Alina, el fotógrafo, el niño, la niña y el resto de los participantes merecen todos los aplausos. (Manuel Lopez Oliva, pintor)
3 Francisco Rivero. 16|3|2014 a las 20:52
Ante la empatia unanime que ha provocado el filme CONDUCTA entre todas las personas que han podido apreciarlo.
Me permito comentar que los distintos puntos de interes en la trama de este filme, lamente la falta de dialogos mas elaborados en los personajes y en las situaciones que se generan entre ellos. Quedando estos en el limite de simples simbolos en el transcurso del tiempo de esta ficcion.
Ya a la salida de la proyeccion de CONDUCTA y en el cotidiano inmediato estan presente las 400*+1 preguntas no contestas de como gestionar y mantener el sentir civico, asi como el de ciudadano en un transito social-economico bien delicado, donde es menester tener bien claro los elementos objetivos y subjetivos de las dificultades que ellos producen en el individuo.
Un saludo cordial
P/s 4oo*,una alusion al filme frances ” Los 400 golpes ” (Les quatre cents coups, 1959), primer largometraje del realizador François Truffaut.
4 José Angel Turro. 25|3|2014 a las 13:43
Conducta. ¿Un filme de culto?
El país entero ha aplaudido con frenesí el filme Conducta, de E. Daramas, con actuaciones meritorias de Alina Rodríguez y el niño Armando Valdés. Es en realidad una película para disfrutar y reflexionar sobre el papel del maestro, la escuela, la familia y la comunidad en la educación de niños y adolescentes.
Las críticas positivas recibidas por la obra en todos los medios han sido apabullantes, tanto dentro como fuera de Cuba. Pero el filme tiene otra lectura de la que poco o nada se habla: el demoledor ataque que hace a la institucionalidad del país y la imagen desoladora que muestra de la revolución cubana, de su sistema educativo y de la sociedad en general. Es una obra sin contrastes y por ello nihilista, en tanto niega por omisión que la mayoría de los niños del país viven y estudian en condiciones muy diferentes a las del Chala.
Pitonisos del imperio como Carlos Batista, se apresuran a afirmar en el Nuevo Herald : “La película muestra al protagonista en su casa y también en el aula, lugar donde quedan de manifiesto los problemas que los niños cubanos enfrentan en sus hogares cada día”. Pareciera, por tanto, que todos los niños cubanos tienen los problemas del Chala, que vivimos en una sociedad decadente y enferma.
La película muestra, con elevado rigor artístico, eso sí, la Cuba que quisieran ver los enemigos históricos de la nación cubana en función de destruir, desde la cultura, el paradigma social y educativo que Cuba es para el resto del mundo subdesarrollado y latinoamericano. El mensaje es claro para quien desde fuera de la isla ve el filme: es una sociedad (la cubana) consumida por la pobreza, el desencanto, la falta de oportunidades, la corrupción y la pérdida de valores. Es un filme sin contrastes, una autoflagelación que niega todo lo grande y bello que el sistema educativo cubano tiene para mostrar al mundo, donde ningún niño o adolescente queda marginado, ni deja de recibir la atención educativa que merece. Pero ese no es el interés de los realizadores, sino solo mostrar los lunares (que son reales, que existen) de la obra revolucionaria, las zonas oscuras de nuestra sociedad.
En todas partes vemos como el arte y la cultura se emplea en fortalecer y apuntalar el sistema social de que se trate. Brasil, gigante tecnológico y económico, en sus conocidas telenovelas, muestra el país que quiere ser. En Avenida Brasil, hasta el tiradero, verdadero infierno en la tierra, donde los pobres y excluidos de esa sociedad buscan alimento entre la basura generada por su sociedad de consumo, parece un Edén en el que los niños son recogidos por buenas personas y no pasan hambre, ni son explotados, ni se enferman, ni mueren por su desamparo. Nadie se pregunta a que escuela van esos niños, ni en qué hospital se atienden, ni qué futuro les espera en una sociedad que los arrinconó para siempre al privarlos de la capacitación necesaria para defenderse en un mercado laboral competitivo. La novela muestra el país en sus adelantos, en lo que tiene de positivo y bello. Nosotros nos especializamos en un arte que demuele hasta los cimientos todo lo hermoso que tenemos y absolutizamos lo negativo y feo que nos queda.
Con ello y de un modo sutil aseguramos mercado allende el océano, donde todo lo que denigre a la revolución será aplaudido hasta rabiar y garantizará a sus realizadores espacios en sus poderosos medios de difusión masiva, reconocimiento internacional y algún que otro premio en metálico. Así marchamos en un planeta donde muchos creadores piensan y miran solo hacia el norte, y en el que la cultura, en vez de espada y escudo de la nación, se utiliza como látigo para autoagredirnos y mostrarnos en nuestras miserias.
El filme muestra a una policía corrupta e inhumana, que extorsiona al padre “palestino” y echa de La Habana y de la escuela a su bella e inteligente hija. Nadie dice en la obra que dicho padre es un irresponsable con traer desde Holguín a su hija sin tener las más mínimas condiciones de vida para ello, además de violar las disposiciones legales existentes en el país sobre la residencia en la capital. ¿Acaso Holguín es un infierno inhabitable y no nos hemos dado cuenta? Pero la policía es mala por cumplir con su objeto social y el padre irresponsable es bueno, es víctima de una policía corrupta e injusta. Así quedamos en el filme.
Las escenas de la escuela de conducta parecen copiadas del cine carcelario norteamericano, con violencia y agresividad verbal incluida, impropia de la realidad de la mayoría de los centros reeducativos del país. Parece un castigo terrible enviar a este tipo de escuela a un niño en evidente desventaja social y requerido de una atención educativa y material que la escuela donde está no puede ofrecerle. Muy mal parada sale en el filme la funcionaria que insiste en sacar al niño del abandono social en donde está, y el Jefe de Sector que tiene conciencia de los riesgos que corre a diario.
La fotografía, de Alejandro Pérez, se regodea en un degradado paisaje urbano, que muestra una ciudad destruida, sin pintar, sucia y sin esperanza. El mensaje subliminal no puede ser peor, no por gusto los papagayos asalariados del norte que nos agrede, captan la imagen (que se aviene a sus intereses difamatorios) y describen entonces, con la película oficial como argumento, lo que consideran que es la Cuba de hoy:
“De manera descarnada, la película aborda temas que suelen estar fuera de los medios, todos bajo control estatal: la pobreza, marginalidad, drogadicción, alcoholismo, doble moral, burocracia, formalismo, presidio político, prejuicios contra la religión y pérdida de valores.” (Carlos Batista. El Nuevo Herald, 21-2-2014).
Recuerdo una crítica que hice en el ICAIC, ante un grupo de directores provinciales de cultura y casi todo el Ministerio de Cultura en el 2004, a un filme de un prestigioso director cubano, que mostraba una Cuba deprimida, sin esperanza, con paisajes urbanos deteriorados, miserables, degradados. En aquella ocasión expresé que “esa no era la Cuba donde yo vivía”, y era cierto. Una parte de nuestro pueblo tiene serias dificultades materiales, pero no se puede ocultar que la revolución trajo una cuota de felicidad y bienestar jamás conocida por la nación desde su surgimiento.
Por qué entonces mostrar siempre solo lo malo, lo negativo, lo que nos falta. Se está desarrollando un “arte” hipercrítico de la realidad cubana que complace con mucho a los enemigos históricos de la nación, todo lo que nos ataque y denigre como país es visto como novedoso y artísticamente atrevido. Todo lo que agreda al proyecto social socialista cubano, aunque sea subliminalmente, es bendecido en los medios de difusión masiva y en las editoriales. El arte comprometido con el país y con la revolución es “oficialista”, “demagógico”, anquilosado, poco interesante. Es una realidad que debe ser cambiada, o esa corriente de pensamiento neoliberal destruirá al final todos los sueños de un país mejor, país mejor que solo el socialismo y sus valores puede dar. Algunos dirán que exagero, pero solo basta mirar lo que se exhibe y publica para demostrar lo contrario.
Arte es conciencia, quien crea arte crea también una conciencia política, una concepción del mundo, una interpretación de la realidad. Conciencia e interpretación del mundo que luego sirve como fundamento teórico a su actividad social. El arte que se promueva por los medios tiene necesariamente que ser un arte comprometido con nuestra realidad, con nuestro proyecto social socialista, con las aspiraciones de un país mejor para todos los cubanos. Basta ya de autoflagelarnos con tanta obra hipercrítica, sin caer en los extremismos que ya otros cayeron y que fueron fatales. Vuelvo a las Palabras a los intelectuales: “con la revolución todo, contra la revolución, nada”. Esa es la máxima por la que debemos regirnos hoy, mañana y siempre. Sin discriminaciones, sin extremismos, ni persecuciones ajenas a los ideales de un país democrático y favorecedor de un arte nuevo.
Sin un arte y cultura nueva tampoco seremos capaces de crear a los hombres que tienen la misión histórica de construir el socialismo próspero y sustentable que nos hemos propuesto.
Quien quiera denigrar a la revolución y mostrar una sociedad que no tiene nada positivo, recomendará ver la película Conducta, y tendrá un argumento, hecho en Cuba, a favor de su campaña. No nos llamemos a engaño, y que las excelentes actuaciones del filme y su discurso cinematográfico coherente, no nos oculten su mensaje subliminal subversivo.
José Angel Turro
5 Estela. 27|3|2014 a las 10:16
Es una pena que continuen existiendo ese tipo de opiniones Conducta es un filme que si merece el culto debido a su rigor artistico y a la probada capacidad de su director para adentarse en un tema tan complejo rebasando la superficialidad a la que estamos desgraciadamente acostumbrados. hasta cuando vamos a enunciar los criterios ajenos, a enarbolar la bandera de que si los del lado de alla piensan esto o aquelllo. La cinta motiva a analizar la responsabilidad que reside en cada elemento del sistema que forma parte del crecimiento de un infante. La responsabilidad ante todo y lo humano, porque Chala es mas que su ambiente y profesa un amor inmenso por su maestra. Tal vez lo que sucede es que Conducta es demasiado filme para este tipo de pensamientos que aun persisten en mirar hacia otro lado en vez de meditar sobre lo que podria funcionar mejor y no lo hace solo porque no queremos.
6 charlie.. 25|4|2014 a las 10:41
La pelicula es ante todo una denuncia ante la depauperaciòn total en que vive nuestra sociedad.
Menciòn aparte la pèrdida de valores èticos y morales y la indiscplina reinante a lo largo y ancho de todo el pais.
Màs allà de la falta de institucionalidad mostrada en el filme, la pelicula sin dudas calò en el corazòn de todos los cubanos.
Meritoria actuaciòn de Alina Rodriguez y el niño protagonista.
Alina nos tiene acostumbrados ya a esas actuaciones memorables que la ubican sin dudas en una de las grandes actrices de este pais.
Felicidades a Ernesto Daranas por el exito obtenuido por esta pelicula, en cuba y fuera de Cuba tambien.
7 el hijo de Pacheco. 31|7|2014 a las 3:41
No me puedo quedar sin responder a José Angel Turro:
camine por la Habana Vieja por otras calles que no sean Prado u Obispo. Caminando por Obispo, dos o tres cuadras más allá del Floridita (en dirección a la bahía), gire a la derecha. Camine dos cuadras más. Diga entonces si eso que ve es hipercrítico, o si es una autoflagelación de algún cineasta malvado. Ud. como muchos no se va a dar cuenta nunca, pero la revolución debe criticar, con amor, eso sí, pero criticar todo el tiempo, lo de adentro y de fuera. si no, entonces no es revolución. Basta de verdades a medias. “Arte es conciencia”, dice Ud., y por tener las conciencias adormecidas tanto tiempo pasó durante décadas lo que tengo temor de etiquetar con un sustantivo desafortunado.
Por último, creo que las Palabras a los intelectuales no fueron dichas con el propósito de que se utilizaran como banderas de una cruzada dogmática en pos del silencio, la que tanto le costó a la cultura cubana. A pesar de que incluso todavia, en su comentario, sea así. A pesar de que a estas alturas se censure el video de “Mi Generación”, de “Tesis de Menta”. La película “Conducta” no critica al sistema, ni a la revolución. Critica sus fallas. Que tanto nos dañan y nos sobran.
saludos
8 Carlos. 9|9|2014 a las 15:23
Parece que el compañero Jose Angel Turro vive en Miramar… Vaya y dese una vueltecita por el oriente del pais, no en carro, vaya en tren desde la Habana; puedo decirle que la primera vez que lo hice las escenas que vi en el tren me dejaron estupefacto… sin comentarios…. asi mismo pasa con las condiciones en muchos lugares no citadinos de todo el pais… la pelicula caló tan hondo en los cubanos precisamente por mostrar una realidad que todos los cubanos conocemos, no los “cubanos” que viven en Miramar o en el Vedado y tienen carro…
9 Zero. 6|11|2014 a las 15:32
Señor Turro camine Cuba, visite las afueras de las ciudades salga de Miramar, El Vedado, subase a un transporte público, si puede, viva la Cuba de hoy esa que amamos y que defendemos, pero no podemos hacerlo a ciegas, usted plantea palabras de Fidel, bueno y que me dice del genial concepto de Revolución, cuando expresa que se debe cambiar lo que deba ser cambiado, y para eso hay que ver, hay que decir y, si los burros del norte se alegran, bueno allá ellos, nosotros seguiremos soñando con una patria mejor, la criticamos desde aqui pero tambien la defendemos desde aqui, a pie en éstos barrios en éstas escuelas
10 Lombriz de tierra. 4|12|2014 a las 10:56
Señor José Angel Turro, ¿acaso sería interesante una película que muestre que todo está bien?, ¿para que seguir hablando de las virtudes? Le aclaro una cosa, este filme fue hecho dentro de la Revolución, por cubanos, no tiene nada que ver con los “enemigos del norte”. Los enemigos de los cubanos no son los gringos, somos nosotros mismos. Como usted dice: el arte crea conciencia social. Efectivamente, Conducta lo hace mucho mejor que cualquier programa de la TVC. Puede que su realidad sea otra, pero la de muchos cubanos y -lamentablemente- de muchos niños es la que muestra la película de Daranas, excelente por cierto. Para mí, Daranas sólo con dos filmes, es lo mejor de cine cubano del SXXI junto a Fernando Pérez, por supuesto.
11 jugos10.net. 24|8|2017 a las 15:32
🙂
Estuve leyendo tu redacción y hay cuantiosas cosas que no sabía que me has aclarado, esta maravilloso..
te quería reconocer el periodo que dedicaste, con unas infinitas gracias, por aconsejar a
gente como yo jijiji.
Saludos
12 fredy benitez perez. 11|5|2018 a las 12:33
si nos pusieramos a reflexionar y a comentar sobre la pelicula conducta nos meteriamos casi la vida entera reflexionando y comentando sobre los problemas actuales que tiene el pais y tambien como desarrollar una forma mas sencible y borucratica el desempeño de cada una de las personas que juegan un gran papale en esta bellisisma pelicula