Delfín Prats
Hay un lugar llamado humanidad
un bosque húmedo después de la tormenta
donde abandona el sol los ruidosos colores del combate
una fuente un arroyo una mañana abierta desde el pueblo
que va al campo montada en un borrico
hay un amor distinto un rostro que nos mira de cerca
pregunta por la época nueva de la siembra
e inventa una estación distinta para el canto
una necesidad de hacer todas las cosas nuevamente
hasta las más sencillas
lavarse en las mañanas mecer al niño cuando llora
o clavetear la caja del abuelo
sonreír cuando alguien nos pregunta
el porqué de la pobreza del verano y sin hablar
marchar al bosque por leña para avivar el fuego
hay un lugar sereno un recobrado y dulce lugar llamado
humanidad
Sitio predilecto
En este sitio hemos estado creciendo
al amparo amigo de las bestias
hicimos el amor entre sus hembras
mamamos de sus ubres la leche de los caracoles
y los ritos
en el río gajos blancos
se clavan en la tierra: cuerpos niños
y risas insolentemente desnudas
mi hermano burlándose de las negritas
pidiéndoles el bollo
aquellos años revueltos como la charca
de los cochinos
“he hecho mi fusil
con una penca que arranqué de la mata de coco
un brazalete con un trapo rojo
de mamá que había detrás del armario
mañana me voy con los rebeldes”
las mujeres ríen y giran
envueltas en un sopor de alcanfores
y círculos concéntricos de leche
yo me he sentado sobre la cabeza de mi hermano
las mujeres visten sus trajes verdes
y a ti te gustan los muslos rubios de mi tía
se van en una carreta roja que cruje
y ya cruzan el puente que haces
del arco de tu cuerpo sobre el río
cuando les digo adiós son humo
reparten chocolate y galletitas de sal
los muertos me visitan esta tarde
Saldo
Entren amigos tomen asiento entre mis pertenencias
las que no me pertenecen más que a ustedes
sus melenas copiosas no tengo nada que brindarles
como en otro tiempo leche pan viejo o alguna que otra
tibia palabra que roer como ven
las cosas han cambiado mucho
ustedes están muertos hace unos cuantos calendarios
yo tuve un poco más digamos de destreza
con las enfermedades de los primeros años
pero créanme no es ninguna ventaja
estar aún del lado de los vivos
gozando de sus escasos privilegios
(estar de nuevo con ustedes
en el portal imaginario de la casa donde convivíamos
donde aún aguardamos el café de cada tarde
no sin cierta amargura reciente y viva como un muerto)
viejos amigos cómo lamento esta falta de todo que
ofrecerles
mi ignorancia y un poco de impotencia
por las cosas que ocurren por ahí (se ha hablado
mucho de la guerra del genocidio y de cierta probabilidad
de exterminio parcial o total de la especie humana) pero
hablen
cómo les va sin nadie cómo les va en la nada
sin tener que pulirla para ligar un hueso
cuando ya no hace falta romper la noche
con un tremendo aullido
Discurso entre dedos
Siempre nosotros apresurados vistiéndonos a tientas
acariciando nuestra piel adentrándonos en nuestra verdad
afeitándonos comiendo calculando las fechas
la cercanía del año nuevo
un posible viaje a Varadero con los amigos
atemorizados frente al espejo vacío
ante la posibilidad de que alguien nos sorprenda
(deseando dolorosamente que alguien nos sorprenda)
en esta batalla sin tregua contra la adolescencia que nos
abandona
(cómplices también de los adolescentes
apañadores a toda prueba de sus intenciones más
subversivas
en la clandestinidad evidente de sus melenas
—dejando crecer también nuestros cabellos—
amigos hasta la saciedad de sus señas de sus discursos
entre dedos
mirándonos en el azul sin condición de sus camisas
en la presencia de sus collares de santajuana
y de sus amuletos de madera pulimentada y cáscara de
coco
identificándonos con ellos) dejamos escapar nuestros
discursos
nuestras interminables sentencias que no repetirán
parapetados tras el único lenguaje posible
la elocuencia aprendida de los gestos
la frustración a simple vista de sus maneras y sus posturas
importadas
lenguaje de mudos que no les pertenece
siempre nosotros tomando el ómnibus atravesando la
ciudad y el miedo
atravesando la ciudad y el miedo nuestros pulmones llenos
de nicotina
frotando con cera nuestro rostro
como si no fuera posible demorarse un poco más en el
baño
continuar la lectura del libro que interrumpimos anoche
escribir a la madre
intentar la restauración de las relaciones con los viejos
amigos
sólo nosotros apeándonos en la misma parada de siempre
volviendo el rostro para cerciorarnos de que nadie nos
sigue
—siempre volviendo el rostro— presas del temor de echar
a andar
marchamos libres bajo la noche de flancos impenetrables
de manos arañadas
sintiendo esa mitad de todas las cosas apretarse contra
nuestra piel
esa dura porción de ti mismo que adviertes en los otros
la desesperación la soledad como una espada
resplandeciente en medio de los ojos
para ser el saludo que nos reconforta
la canción que asciende inadvertidamente hasta los labios:
el semejante
Pon el amor a compartir tu casa
siéntalo a tu mesa “que coma que beba
que hable de cuanta cosa se le ocurra”
ofrécele tus ropas tus planes inmediatos
prométele consejos almuerzos
artículos sobre el tercer mundo
pero el amor rehúsa tus ofertas
mueve negativamente la cabeza
se tapa los oídos los ojos
no manifiesta el menor interés por tus asuntos
el tiempo de disparo de un relay no le preocupa
las cápsulas trasmisoras receptoras el polvo de carbón
los electroimanes
no lograrían entusiasmarlo
la espeleología los clásicos los problemas del
estructuralismo
y la cibernética
no figuran entre sus planes
la manipulación de frecuencia no ocupa lugar en sus
meditaciones
pero si tienes una camisa azul
si tienes un caracol donde se escucha el mar
con peces ciegos grabados con aves de colores
revoloteando
bajo el cielo
si tienes el mapa de una isla
un tatuaje en el pecho
cualquier leyenda que conozcas
si notas que te llaman
si grupos de muchachos
desde los malecones
o desde los muros de los grandes edificios
te llaman con amplias señas en la tarde
no temas
acude a su llamada
sal a la calle
confúndete entre los que pasen
trafica con sonrisas con signos con saludos
di tu amor a las gentes a los afiches en los cines
llégate por las ferias por las exposiciones
por las improvisadas orquestas de música moderna
comparte el baile de los adolescentes
intenta con las chicas
tómales las manos la cintura la nuca
que te enseñen los bailes
pero si tienes la certeza
de que la realidad es mucho más intolerable más absurda
si tienes un aullido entre los dientes
un grito a medio pecho
si te persiguen
si constantemente te asedian
si a cada paso te exigen credenciales
si apalean tus canciones delante de tus ojos
si escupen sobre las canciones de tu adolescencia
si te han puesto un hierro duro sobre el corazón
ofrécelo al amor
ofrécele también algunas cosas simples
cigarros
jaiboles
dos maracas
una gran rosa de papel
dale a leer las cartas de tu madre
pero no pierdas tiempo
porque el amor ya se ha vestido
se alisa los cabellos
porque el amor se ha puesto los zapatos
y echa una ojeada entre tus cosas
y da unos pasos todavía
sin avanzar hacia la puerta
sin abrirla
antes de que se cierre pesadamente a tus espaldas
y te sorprendas en la calle
a solas.
Categoría: Poesía | Tags: Ángel Augier | Belkis Cuza Malé | Miguel Barnet | Poesía Cubana | Premio David | UNEAC
1 Vilma Peralta. 25|8|2017 a las 13:11
La primera vez que supe de este poeta fue en un documental .Leer estos poemas es estremecerse! sufrir! Sentirse orgulloso de este hombre ! Admirarlo! Mucha gente no conoce su obra, me incluyo.Hay que leerlo , hay que buscar todo lo que pueda aparecer de D.Prats!
2 Yoiner Díaz. 24|11|2017 a las 15:34
Sin duda, el poeta mayor de Holguín y una de las voces imprescindibles de la poesía cubana. Hace falta que le acaben de dar su merecido Premio Nacional de Literatura.
3 Circe. 29|3|2018 a las 9:21
Conmovedores los versos de Delfín. Que Dios lo bendiga.